Los ladrones de agua
- JOSE AGUSTIN ESCAMILLA VIVEROS
- 30 jun 2016
- 4 Min. de lectura
Ciudad de México, año 2015…
Después de casi cinco años en coma, debido a un accidente automovilístico, don Juan recuperó la conciencia.
Pasaron los días y sus familiares veían con alegría sus progresos y estaban impacientes porque don Juan volviera a casa.
Un día, don Juan le pidió a María, su hija menor, que lo dejara bañarse. Ella le contesto.
-El sábado, papá.
-¿Por qué hasta el sábado? Ya apesto-dijo don Juan un poco enojado.
-El reglamento del hospital así lo dice, papá-respondió María.
-¿Pero, por qué?
-Mientras estabas en coma, el agua empezó a escasear cada vez más en la ciudad, los ríos que la surtían casi están secos y el agua de otros no sirve porque está muy contaminada.
-Pero, ¿Qué el gobierno o la gente no trataron de evitar este problema?
-Te acuerdas que mucho antes de tu accidente que la televisión hacia campañas permanentes que exhortaban a cuidar el agua, toda la gente las ignoraba y la desperdiciaba cuando tardaba horas en bañarse; muchos señores dejaban la llave abierta mientras se enjabonaban o se rasuraban; en Sábado de Gloria tiraban millones de litros de agua limpia al caño; muchos lavaban sus autos o aceras a manguerazos. A esto agrégale que cada temporada de calor era peor que las anteriores y las lluvias eran más escasas. Desde un poco más de tres años no ha llovido en la ciudad. El agua se acabó repentinamente y todos los que la habían derrochado se lamentaron y culparon al gobierno y a los demás. Don Juan no podía creer lo que le contaba María. De su garganta salió un hilito de voz para preguntarle:
-¿Qué pasó después?
-La sequía tomo en pocos días la ciudad. Los árboles y las plantas fueron los primeros en morir de sed. Los parques se volvieron desiertos y refugio de la gente que no tiene un hogar. Después de que cae el sol o en las madrugadas, en toda la ciudad, familias enteras salen a las calles con cubetas, garrafones o tambos a esperar a las pipas para obtener un poco de agua café. Generalmente, los miembros más fuertes de la familia portan un bate, un palo, una varilla u otro objeto que les pueda servir de arma, para evitar que los asalten y les quiten el agua.
-¿Ahora le gente pelea por el agua?- pregunto asombrado don Juan.
-Sí y muchas personas han muerto o han resultado malheridas. Ahora lo que más se roban es el agua. Parece una locura, pero las pipas son custodiadas por patrullas y policías que siempre apuntan sus armas a quien se acerca demasiado. Tienen licencia para tirar a matar. Nadie se imaginó que una pipa de agua sería más vigilada que un camión blindado. Ahora el agua vale más que el dinero. Una botella de un litro de agua para beber cuesta mil pesos.
-¡Que locura!-exclamo don Juan. María prosiguió con su relato.
-Otros ladrones de agua fueron ingeniosos: conectaron potentes bombas para extraer la poca agua que quedaba en las tuberías; de esta forma las casas y edificios de los alrededores no recibían una sola gota. Esta práctica se acabó cuando el agua dejo de llegar a las tuberías.
-Entonces ya no sale agua de las tuberías y el abasto es con pipas y supongo que es muy caro.
-Así es, papá, y a cada familia le toca muy poca agua de color café; para beberla hay que hervirla.
-Si no me lo contaras tú, hija, no lo creería. ¿Qué hace ahora la gente para bañarse, lavar la ropa, cocinar..?
-La escasez de agua también cambio los hábitos de la gente. Ahora, en lugar de la ducha diaria todos nos bañamos una vez a la semana y a jicarazos con una cubeta pequeña, pero nos metemos adentro de una tina grande de plástico para aprovechar el agua, con ella lavamos la ropa. Ahora existe una generación de niños que no saben para que sirven las regaderas.
-¿Hay personas que siguen desperdiciando el agua?
-Supongo que sí y que no les preocupa que en el Código Penal se considere un delito grave el desperdicio de agua en todas sus formas, como lavar autos, mascotas y banquetas, y que se castigue con fuertes multas o cárcel.
-Si ya no hay agua en la ciudad, entonces ya no vas a tus clases de natación-comentó don Juan.
-La natación, los clavados, el nado sincronizado, el buceo y el water polo dejaron de practicarse en la ciudad desde que empezó la sequía. Las albercas de los deportivos ahora están llenas de basura y polvo. Sólo se puede nadar en el mar.
-¿Qué va a pasar ahora?
No desperdicies el agua, probablemente en este momento no te importe y piensas que hay suficiente agua y que jamás se acabará, pero de toda el agua que cubre la mayor parte de nuestro planeta, solamente el 1% es agua dulce. ¿En serio te preocupa más el 1% de batería que le queda a tu teléfono que el 1% que le queda de agua dulce al mundo? ¿Recuerdas lo difícil que es cuando se va el agua por un día? Imagínate que eso fuera todos los días. Y además, podrías perder la vida solamente por intentar conseguir agua que además estaría sucia. Nunca olvides que el agua es un gran recurso del que no todos pueden disfrutar. Todos podemos poner nuestro granito de arena para evitar este desastre.

Comentarios